Hace unos semanas Carlos Lecompte publicó su libro en París titulado "Ingrid y yo", en referencia a los hechos que rodean el secuestro de su aún esposa Ingrid Betancourt por las FARC de Colombia. Bajo su pluma trata de explicar porque se acabó ese amor que él le prodigaba y fue lo que lo mantuvo vivo y con esperanzas durante el cautiverio de ella.
Ese 2 de abril del 2008 en el aeropuerto de Bogotá, lo que debío ser un encuentro hollywoodense, se convirtió en un tibio abrazo.
"Me recibió como si me hubiera visto por la mañana y me dijo, 'hola Juan, ¿cómo estás?'", rememoró Lecompte asegurando que él se había "imaginado un gran abrazo de tres o cuatro minutos".
Claro, el esperaba un abrazo y una escena como en la película El guardaespaldas, donde Whitney Houston corre para abrazar a su héroe, su amor, enfrascarse en un beso eterno.
Pero la vida se encarga de demostrarnos que a veces no hay finales felices, que el final de película sólo es en la ficción. "Qué la vida es sólo sueño, y los sueños sueños son", dijo alguna vez Claderón de la Barca.
El libro trata de retratar la otra parte, de los familiares de los secuestrados, que se quedan a la espera de una liberación lejana, pero no imposible. Pero parece que el tiempo que estuvo secuestrada mató el amor, su amor, o cualquier sentimiento que ella haya podido sentir.
En esta historia no hay culpables, solo perdedores. Ingrid Betancourt, no creo que sea la mala mujer que algunos afirman, que luego de salir liberada, se le fotografío en una playa con otro hombre. Nadie puedo imaginar el sufrimiento que ella pasó, hasta se habla de una violación...
-"no tiene culpa de nada"- puesto que lo achaca únicamente "al secuestro, a las FARC". refiere él
Al preguntarle porqué escribe algo tan personal, tan íntimo, él responde que no es una venganza, ni quiere hacerle quedar mal a ella. Sólo quiere exteriorizar, todo lo que sintió en ese tiempo.Para sentirse libre para estar en paz.
"limpiarme el alma y curarme las heridas" "El libro lo escribí para hacerme bien a mí. Para ponerlo todo en perspectiva
No es el despecho que le incita escribir, sino que el escribirlo es una forma de olvidar.De hacer una catarsis. Él no le recrimina nada, sólo se cuestiona porqué a veces las cosas suceden así.
"El amor por Íngrid murió hace un año, el 14 de enero de 2009, cuando mi padre murió y no me dio el pésame, sino la demanda de divorcio. Allí cruzó una línea que no debía cruzar"
Aunque conozcamos a una persona toda la vida nunca terminaremos de conocerla. El amor se acaba, pero de esta forma , sí que duele
Les dejo este video de El guardaespaldas, para recordar que al menos en las películas podemos soñar con los finales felices , pero como dijo Calderón, los sueños , sueños son.
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