miércoles, 21 de marzo de 2012

Perdiendo el control

Hay cosas que escapan al control de uno, como que alguien te llame de madrugada insistentemente preguntándote por una persona que no conoces, o como que toquen a tu puerta ofreciéndote la invención de la década. Otra cosa que no puedes controlar es cuando alguien te dice que no. No va a pasar, no va a suceder. Las malas noticias no se pueden evitar ni los mensajes que te traen recuerdos.

No puedes controlar el tiempo que pasa y no se detiene a tu inacción. No puedes controlar los ojos acusadores, esas miradas teatrales. No puedes controlar que te traigan cactus cuando pides flores. No puedes controlar las decisiones de los demás. Que ella se vaya lejos y se mantenga distante. No puedes controlar los besos que desearías recibir. No puedes controlar a él o a ella, tus vicios,tus miedos. No puedes controlar su falta de interés.

No puedes controlar que un desconocido de diga !hola! por la calle y te trate con siniestra familiaridad. No puedes controlar que se te acabe el día y tengas que dormirte otra vez. Que los momentos buenos sean pocos como fugaces orgasmos. No puedes controlar los silencios incómodos, las raras situaciones y tus equivocaciones.