jueves, 15 de octubre de 2009

"Como me gustan las colegialas"

A los 15 años mi imagen de una mujer sexy era una adolescente vestida de colegiala. Mientras otros de mis compañeros pensaban en mujeres vestidas como ardientes polícías, o sensuales enfermeras, en sus más soñadoras fantasías sexuales.

Bueno de más esta decir que en mi colegio las chicas no llevaban esos aburridos trajes de tirantes y vestidos color gris, como de colegio estatal.Además que ellas como todas féminas no hacían caso a esa fenecida regla de llevar las faldas debajo a de las rodillas, mostrando algo más para deleite de nosotros.

Uno de mis defectos, aunque no se si en este caso es un defecto o fue una suerte de virtud, pero a veces tengo la costumbre de hablar en voz alta, sólo, como loco, o como el chavo del ocho que echaba un exhabrupto cada vez que todos se callaban.

Regresaba del colegio como todos los días, pensando en mil cosas y tonterías de adolescente, con la camisa afuera, y la chompa en la mano. Mi casa quedaba en la Villa Militar Este, en Chorrillos, que es un recinto de iguales casitas para los oficiales.

Mi casa quedaba casi al final de todas, así que el camino se hacía largo, casi siempre hacía el mismo camino. Y así llegué a una esquina y voltee para mi casa que quedaba al fondo de la cuadra. Ya no recuerdo exactamente que estaba pensando, cuando al estar caminando escucho unas risas, primero despacio como un rumor, luego más fuerte y estridente, tan bullicioso que me sacó de mi ensimismamiento.

Casi frente a mí , ví a unas colegialas, supongo de mi edad, estaban sentadas encima de un carro, riendo y soltando carcajada. Me miraron y reían.

Luego entendí, había hablado en voz alta, ¿qué había dicho? Pues creo que algo así fue"como me gustan las colegialas".

Lo que yo habia pensado en mis pensamientos, lo había dicho en verdad. Avergonzado, caminé sin mirarlas, con la cabeza a suelo, apresurando el paso hasta mi casa.

Al otro día, casi ya me habia olvidado del hecho, como costumbre realizé el mismo camino, doblé la esquina, y las ví de nuevo en el mismo auto, con sus trajes sexys, con su cabellos rubios, y piel lozana.

Ya era muy tarde y vergonzoso retirar el paso, ellas me vieron. Así que actuando como actúan los hombres, sin cobardías, ni medias tintas, y actuando como no lo hago siempre me acerqué a ellas.

Me vieron venir, riéndose y mirándose entre ellas. Fue un encuentro único, hablamos, conversamos un muy buen rato, y para sorpresa mía y supongo más de ellas,nos caímos muy bien. Y nos volvimos algo así como amigos.Pero eso ya es otra historia.

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