lunes, 5 de diciembre de 2011

Ni dolor ni llanto

El momento justo nunca es el adecuado y cuando llega el tiempo se pasó el tren y solo andar la calle queda. Así que sí volviéramos atrás sin espejos, ni “deja vu”, seríamos más sinceros como las estatuas de mármol. De esa manera podríamos hablar sin tocarnos asuntos incómodos, ni revivir recuerdos laxos. A veces parece buena idea, eso de no mirarnos cuando hablamos y pareciera sencillo estar juntos, aunque no nos toquemos ni miramos. No hay que hacerse el desententido ante los temas que generan llanto. Ahora el tiempo ha pasado, no queda ni dolor, ni llanto, ni dolor , ni llanto, y el tren ya no pasa por calle de los espejos.

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